El dolor lumbar es un problema de salud que afecta entre el 22 y el 65% de la población cada año.
A finales del 2019, Pieter O’Sullivan, investigador de amplia trayectoria en problemas de dolor lumbar persistente publicó una editorial sobre los mitos más extendidos sobre el dolor lumbar y los hechos demostrados en la literatura científica que desmontan estos mitos (O’Sullivan et al., 2019).
Habitualmente, tras un primer episodio de lumbalgia aproximadamente el 60% experimentará una recaída en los siguientes 12 meses (Pérez Irazusta I et al., 2007). El aumento en la frecuencia o intensidad de los episodios de dolor puede asustarnos y hacernos pensar que estamos progresando a peor, o que no se nos va a curar y nos va a incapacitar durante mucho tiempo. Pues bien, esas creencias son las que nos pueden llevar a la persistencia del dolor y no tanto las alteraciones en los tejidos como habitualmente creemos.
Vamos con un resumen de estos mitos que nos pueden ayudar a comprender mejor el dolor lumbar para afrontarlos de forma más realista y positiva:
1. El dolor lumbar persistente puede asustar, pero rara vez es peligroso.
Puede ser muy estresante y discapacitante en la vida diaria, pero no compromete la vida ni tiene serias consecuencias en la calidad de vida en la mayoría de los casos.
2. El dolor lumbar no empeora con el paso de los años.
A pesar de la extendida creencia de que el envejecimiento está relacionado con el empeoramiento del dolor, los estudios científicos no avalan esta teoría, si no que mantienen que con un buen tratamiento se puede mejorar el dolor a cualquier edad.
3. No suele estar directamente relacionado con el daño en el tejido.
La espalda no es frágil!!! En un episodio de dolor lumbar, la recuperación de los tejidos suele ocurrir durante les primeros 3 meses, por lo que, si el dolor persiste más allá de ese tiempo posiblemente sea por otros factores contribuyentes. El comportamiento de miedo y evitación al movimiento, expectativas negativas de recuperación y malos comportamientos de afrontamiento del dolor están fuertemente asociados con el dolor persistente.
4. Las pruebas de imagen no suelen identificar la causa del dolor lumbar.
Las pruebas de imagen solamente están indicadas en caso de patología grave. El dolor lumbar es inespecífico en el 90% de los casos, lo que quiere decir que no se puede saber la causa exacta del dolor. De hecho, en la mayoría de los casos se van a encontrar alteraciones propias del envejecimiento que también se encuentran en personas asintomáticas. En relación con esto, se ha visto que en 80% las protrusiones discales se reabsorben con el tiempo.
5. Tener dolor durante el movimiento o al hacer ejercicio no significa que te estés haciendo daño.
Cuando el dolor persiste, es común que los músculos aumenten su sensibilidad al movimiento. El dolor durante el movimiento refleja la sensibilidad de las estructuras de la zona, no el daño en los tejidos. Por ello es habitual sentir cierta molestia al empezar a moverse tras un episodio doloroso, que irá desapareciendo con el aumento progresivo de la actividad. De hecho, el ejercicio físico y el movimiento progresivos son los tratamientos más efectivos para el dolor lumbar.
6. El dolor lumbar no se produce por malas posturas.
Cómo nos sentamos, caminamos o nos agachamos no son la causa del dolor lumbar a pesar de que en sintamos el dolor en estas actividades. De hecho, puede ser más perjudicial mantenerse en la misma posición durante mucho tiempo. ¡¡El cuerpo necesita movimiento en nuestro día a día!!
7. No se produce por debilidad en los músculos del abdomen.
En episodios de dolor lumbar los músculos de esta zona suelen «aumentar su tensión» como respuesta protectora, que irá disminuyendo con el tiempo. Por otra parte, es importante mantener los músculos fuertes para soportar cargas mayores, pero no deben estar constantemente en contracción, ya que eso produce fatiga muscular y puede ocasionar otros problemas.
8. La espalda no se desgasta con las actividades repetidas como agacharse.
Del mismo modo en que el trabajo de fuerza y el levantamiento de pesos produce adaptaciones en los músculos mejorando su función, los movimientos al inclinarse, girar o agacharse son seguros si se realizan aumentando la carga progresivamente y con regularidad.
9. Una recaída en un episodio de dolor lumbar no significa que te estés haciendo más daño.
Las recaídas pueden ser muy dolorosas y despertar el miedo a que el dolor vaya a peor, pero realmente no existe asociación con el daño en el tejido. Los factores que más se relacionan con estos episodios repetitivos suelen asociarse a la falta de sueño, el estrés, la inactividad o actividades a las que no se está acostumbrado.
10. Las infiltraciones, la cirugía y los fármacos potentes no suelen ser la solución del problema.
Estos tratamientos no son las más recomendables en el dolor de espalda persistente para soluciones a largo plazo. Existen riesgos y efectos secundarios no deseados que pueden surgir tras estas intervenciones. La clave está en encontrar la forma de mejorar el dolor con el menor riesgo a través la mejora de la condición física, progresando en las cargas de trabajo y modificando los factores que contribuyen a la persistencia del problema.
BIBLIOGRAFIA:
O’Sullivan, P. B., Caneiro, J., O’Sullivan, K., Lin, I., Bunzli, S., Wernli, K., & O’Keeffe, M. (2019). Back to basics: 10 facts every person should know about back pain. British Journal of Sports Medicine, bjsports-2019-101611. https://doi.org/10.1136/bjsports-2019-101611
Pérez Irazusta I, Alcorta I, Aguirre Lejarcegui G, & Esquisabel Martinez R. (2007). Guia de práctica clínica sobre Lumbalgia. Osakidezta.